Los argentinos ya tenemos experiencia centenaria en este
asunto de que nos hagan pensar según el criterio de la clase dirigente. El primer
ensayo –muy exitoso por cierto- fue el de Bartolomé Mitre con la “Historia
Oficial” y Julio Argentino Roca con la sanción de la Ley 1420, en julio de
1884. Con esas dos herramientas se modeló el pensamiento del país según los
dictados de la División Internacional del Trabajo dictada por Inglaterra que
decidió que debíamos ser un país agrícola-ganadero, sin industria nacional y
producir para ellos, por ejemplo.
Juan Domingo Perón, en 1947, tentó otro tanto “peronizando”
todo. Basta mirar los “Manuales Estrada” de aquella época para comprobar cómo
se manipuló el “pensamiento nacional” con textos del tipo: “Letra “P”,
ejemplos: Mi Papá es Peronista. Mi familia Prefiere a Perón”.
Al final de cada capítulo, unos párrafos del Plan Quinquenal
y fragmentos de ese oprobio de la literatura llamado “La Razón de mi Vida”,
supuestamente pensado por Eva Perón. La historia es conocida y también funcionó
bien, ¡muy bien!; los argentinos siguen votando al “Peronismo”.
Ahora bien, esta nueva “rara avis” inventada en la órbita
del Ministerio de Cultura de la Nación, dada en llamar “Secretaría del Pensamiento
Nacional”, a la luz de los considerandos del texto de su creación, trae a la
memoria aquel “Ministerio de Propaganda”, creado por Adolf Hitler en junio de 1933
"Para los fines de ilustración y
propaganda en la población aria sobre la política del Gobierno del Reich y para
la reconstrucción nacional", decía el Decreto que ponía al frente del
mismo a Goebbels. El resultado fue
una fuerte vigilancia y censura sobre toda la producción cultural del país con
los resultados conocidos.
Esta Secretaría del Pensamiento Nacional – recomiendo leer el
Decreto- tiene injerencia en absolutamente todo lo que sea cultura, historia,
autores, institutos y demás etc., relacionados al tema.
Luego de haber destrozado la educación con el saldo de una
generación de semianalfabetos y ágrafos, de haber distorsionado la historia
clásica donde los próceres ya no son tales y haber tijereteado los hechos de
esa misma historia, de esta “Secretaría” bien se puede pensar que sea un
intento de disciplinar la cultura hacia un pensamiento único, lo cual sería una
muestra de totalitarismo antidemocrático.
Si en doscientos años de existencia, esta Nación no pudo
concebir cuáles son los valores que forman su “Ser Nacional”, intentar hacerlo
en la recta final es una demostración de soberbia supina o de estulticia en
grado de delirium tremens.
¡Voto a Jauretche!
Ernesto Bisceglia
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