martes, 13 de mayo de 2014

La crisis ética del periodismo





El periodismo es una actividad fundacional en la República Argentina. Antes de Mayo de 1810 se consideraba una "actividad fosfórica", expresión que denota la peligrosidad de la palabra para los gobiernos, sobre todo cuando estos "no tienen las cuentas claras", o bien, aunque disfrazados de demócratas intentan manipular la opinión pública ejerciendo un dominio sobre los medios de comunicación mediante la pauta publicitaria, la compra de medios, y en casos más extremos, llegando a confiscar o cerrarlos.

Manuel Belgrano, siendo Secretario del Consulado, fue el primero en advertir esta importancia de la prensa impulsando al extremeño Francisco Cabello y Mesa a fundar "El Telégrafo Mercantil", que nació en 1801. Consumado el Movimiento de Mayo, Mariano Moreno dio vida el 2 de junio de 1811 a "La Gazeta", lo que hoy se llamaría un "órgano oficialista" ya que publicaba el pensamiento de los revolucionarios, además de leyes, decretos y toda información al tipo de lo que sería también ahora un "Boletín Oficial". El decreto que le dio origen establecía que  "El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con quien miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal”.

Moreno sentaba el principio de la "obligación de rendir cuenta de los actos públicos", algo que cuando hoy se reclama le parece a los gobiernos un acto destituyente en lugar del ejercicio de un derecho republicano de saber dónde van a parar los dineros públicos.

Desde aquellos días en más, el periodismo fue abriendo picadas en la historia argentina, prologando los sucesivos momentos políticos. Los Padres Intelectuales de la República forjaron su pensamiento en artículos primero, como fue el caso de Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento. Más adelante, Bartolomé Mitre iniciaría el tiempo del debate político a través de la prensa que llevaría a más de un ciudadano hasta el Sillón de Rivadavia.

Pero también fue la prensa la que los arrojó de allí, y el caso de Hipólito Yrigoyen en el '30 es paradigmático. Juan Domingo Perón, más pragmático inició la idea de grupos empresarios periodísticos, armándolos, comprándolos o bien, haciéndolos desaparecer.

Durante la larga sucesión de gobiernos de facto, la prensa marchó "al son de la música militar", con muy pocos casos de medios que intentaron mantener su personalidad e independencia periodística. Durante la última Dictadura, la Revista "Humor Registrado" es un ejemplo de máxima.

En la actualidad, la prensa -en todos sus estilos- se ha convertido en unidades fraccionadas pintadas con los colores políticos de conveniencia que disparan sobre la población noticias de dudosa credibilidad ya que nadie que tenga un compromiso económico con un esquema de poder puede garantizar que esté diciendo plenamente la verdad.

En medio ha quedado el ciudadano como víctima de la falta de escrúpulos de los empresarios del periodismo, que precisamente por ser empresarios carecen de la ética que demanda el sano y libre ejercicio de una profesión destinada a educar mediante la información.

Resuenan desde el fondo de la historia aquellas palabras de Sarmiento en todo dramático, cuando exasperado señalaba que: “...nada podemos dar a los que perseveran bajo todos los rigores de las privaciones... ¡Nada!, excepto ideas, excepto consuelos, excepto estímulo, arma ninguna nos es dado llevar a los combatientes, si no es la que la “prensa libre” suministra a todos los hombres libres”. ¡La Prensa! ¡La Prensa!


Ernesto Bisceglia












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